Mi cabeza es una inmensa interrogación, ¿quién eres? ¿de dónde diablos has salido? ¿qué maravillosa fuerza se ha apoderado de tu cuerpo? ¿qué divino ser se ha reencarnado en ti? ¿cómo es posible que existas? Pero si, estás leyendo las humildes palabras de una persona mas, convencida y metida en el extraño juego del laberinto, ese laberinto maldito lleno de minotauros con uñas largas y dientes afilados. Y después de dar vueltas y vueltas; apareces, me colocas unas alas, me das la mano, y me llevas contigo a tu cuento de hadas (S. Freire)
Jóvenes Rebeldes
El sonido del mar era mi canción favorita para esperarte. Llegabas ajena al tumulto de aquellos jóvenes rebeldes que, como yo, se atrevían a renunciar al futuro. Vivíamos sin miedo, como inmortales capaces de ganar al tiempo en una carrera. Recuerdo aquellas tardes cálidas de verano, en las que aparecías alegre por la playa con tu amiga. Yo me quedaba embelesado mirándote, estigmatizado por la huella imborrable que dejaba tu sonrisa, e inmerso en un remolino de sueños y deseos. Me encantaba observar la danza de tus pasos y el movimiento de tu pelo. Deseaba alcanzarte, pero eras inalcanzable. Aquellos veranos, sin ti, nunca habrían sido iguales (Arturo Fuente) ®