Este mundo está lleno de cobardes que dicen que aman, de conformistas que bajaron los brazos y se rindieron, de poetas que vendieron falsas pasiones que nunca vivieron, de parejas mediocres hastiadas de rutina y ahogadas en el tedio de la mentira constante, de fracasados vendidos al compromiso elegante de un anillo para esclavos, de infelices que mueren cada día de tristeza contenida, de cuerpos inertes que cumplen obligados con tradiciones estúpidas, de soledad y abandono, de tristeza disfrazada con ornamentos de lujo, de reuniones y ceremonias, de náufragos que cambiaron sus sueños de niño por familia e hijos, de vacaciones con sabor a tierra seca, a desierto, de amores de mierda que envejecen sin sexo, sin alma y sin vida (Arturo Fuente) ©

Dios es del Real Madrid
El prodigio de la belleza, la existencia de la fuerza más allá de la propia fuerza. Lo inexplicable como estandarte de quienes se resisten a la lógica de lo inexorable. Dicen que el alma humana pesa veintiún gramos. Ayer, el Real Madrid demostró una vez más, que le bastan los veintiún gramos de su alma para, contra todo pronóstico, conquistar la gloria. Una vez más un partido majestuoso del Real Madrid. Un equipo con un corazón que late infinitamente más fuerte que el de todos sus rivales. Ayer, el Real Madrid se volvió a sobreponer a la adversidad, volvió a demostrarle al mundo que todo es posible, que la magia existe, y que el Bernabéu es algo más que un estadio de fútbol (Arturo Fuente) ®
Jóvenes Rebeldes
El sonido del mar era mi canción favorita para esperarte. Llegabas ajena al tumulto de aquellos jóvenes rebeldes que, como yo, se atrevían a renunciar al futuro. Vivíamos sin miedo, como inmortales capaces de ganar al tiempo en una carrera. Recuerdo aquellas tardes cálidas de verano, en las que aparecías alegre por la playa con tu amiga. Yo me quedaba embelesado mirándote, estigmatizado por la huella imborrable que dejaba tu sonrisa, e inmerso en un remolino de sueños y deseos. Me encantaba observar la danza de tus pasos y el movimiento de tu pelo. Deseaba alcanzarte, pero eras inalcanzable. Aquellos veranos, sin ti, nunca habrían sido iguales (Arturo Fuente) ®
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