El prodigio de la belleza, la existencia de la fuerza más allá de la propia fuerza. Lo inexplicable como estandarte de quienes se resisten a la lógica de lo inexorable. Dicen que el alma humana pesa veintiún gramos. Ayer, el Real Madrid demostró una vez más, que le bastan los veintiún gramos de su alma para, contra todo pronóstico, y tras una importante solfa, levantarse de la lona para conquistar la gloria. Durante ochenta minutos, el Real Madrid estuvo encajando golpes, hasta quedarse sin aire. Apenas respiraba. La paliza fue terrible. La desesperanza comenzaba a ser latente entre seguidores del Real Madrid. Pero el dolor nunca es eterno para quienes deciden sobreponerse al destino, para quienes hacen de la resiliencia una virtud para alcanzar la gloria y, en definitiva, para quienes en las dificultades más abruptas consiguen sacar fuerzas de algún misterioso lugar de las mismísimas entrañas del alma humana. Una vez más un partido majestuoso del Real Madrid. Un equipo con un corazón que late infinitamente más fuerte que el de todos sus rivales. Ayer, el Real Madrid se volvió a sobreponer a la adversidad, volvió a demostrarle al mundo que todo es posible, que la magia existe, y que el Bernabéu es algo más que un estadio de fútbol. Puede ser que algunos equipos tengan mejores jugadores, mejores plantillas, mejores presupuestos, pero el Real Madrid es la evidencia de que el fútbol es algo más que un deporte de estrategia, y que no siempre responde a conceptos racionales y lógicos. Muchos periodistas o comentaristas, han dicho del fútbol acertadamente, que se trata de un estado de ánimo. El Real Madrid ayer nos demostró efectivamente que el fútbol es un estado de ánimo, y que el corazón cuando es salvaje e indómito, puede sobreponerse a las dificultades más extraordinarias. El Real Madrid ayer también nos dejó varios preceptos de vida porque fue un equipo que nunca se rindió, nunca bajó los brazos, y nunca dejó de creer en sí mismo a pesar de las circunstancias. Aguantó heroicamente los golpes. Y cuando muchos le daban por muerto, respondió con una contundencia sobrenatural, dejando en la lona al todo poderoso Chelsea que lo había sometido durante ochenta largos minutos. El ADN Blanco volvía a estar en boca de todos. Quizá la única y más hermosa manera de explicar lo inefable. The Times, ya lo hizo en 1960, tras la quinta Copa de Europa consecutiva del Real Madrid (El Real Madrid se pasea por Europa como antaño lo hacían lo vikingos arrasándolo todo a su paso), y sin saberlo puso nombre a todos los seguidores de este glorioso club de fútbol. Vikingos! Lo que está claro es que el Real Madrid es capaz de hacer cosas increíbles en circunstancias extraordinarias. En cualquier momento, una catarsis frenética de orgullo y heroísmo, le llevan a revertir la más desdichada de las situaciones. Gloria Blanca. Hala Madrid. Hasta el final, vamos Real. Dios es del Real Madrid (Arturo Fuente) ®
