Te recuerdo Arturo en el interior de un mundo hermoso desprovisto de miseria, con los brazos tendidos y la mirada viva, soñando, dulce niño, soñando con tu fragilidad de cristal transparente. Siempre que te marchas me doy cuenta de que eres una llamita preciosa que enciende la vida, una rosa en el centro de este mundo expresionista. Te recuerdo Arturo inocente como un niño, siempre esperando la maravilla, la maravilla de todas, la que tú imaginas, la que te llevas, la que robas a la vida. Te quiero Arturo, con tu mundo hermoso, tus brazos tendidos y tu suave, suave y lenta sonrisa (G. Fuente)
Jóvenes Rebeldes
El sonido del mar era mi canción favorita para esperarte. Llegabas ajena al tumulto de aquellos jóvenes rebeldes que, como yo, se atrevían a renunciar al futuro. Vivíamos sin miedo, como inmortales capaces de ganar al tiempo en una carrera. Recuerdo aquellas tardes cálidas de verano, en las que aparecías alegre por la playa con tu amiga. Yo me quedaba embelesado mirándote, estigmatizado por la huella imborrable que dejaba tu sonrisa, e inmerso en un remolino de sueños y deseos. Me encantaba observar la danza de tus pasos y el movimiento de tu pelo. Deseaba alcanzarte, pero eras inalcanzable. Aquellos veranos, sin ti, nunca habrían sido iguales (Arturo Fuente) ®