En dos mil diez, Arturo supera varios castings para una importante obra de teatro en el Museo del Ferrocarril de Madrid. El talento de Arturo convence al jurado, y este pasa a formar parte del elenco de actores de la obra. Se trata de una propuesta nueva en nuestro país que viene de Estados Unidos. El proyecto, dirigido por uno de los máximos responsables del Teatro Español, mezcla cine con teatro. Los espectadores, que se sumergen en el propio escenario de la película, por momentos se convierten en protagonistas. Lamentablemente, el destino se trunca, y Arturo, por causas de fuerza mayor, tiene que abandonar el proyecto.
Por último, decir que Arturo nunca ha tenido por objetivo conquistar la cima del éxito, ni ha buscado nunca el reconocimiento en el plano interpretativo. Arturo ha practicado teatro como una forma de seguir conectado a otras personas a través del juego, y para mejorar y crecer en el ámbito personal.