La Reina de Bastos es una mujer atrevida, que sabe defenderse por si misma, y capaz de sobreponerse a cualquier adversidad. Es una auténtica superviviente. Un arquetipo que se relaciona con el mundo desde el deseo y la corporalidad, y que no concibe la intelectualización de la realidad. No conserva artículos inútiles, ni tampoco tiene propensión a acumular. Es humilde, auténtica, tenaz, y vive en el momento presente.
De todas las reinas, parece la más dotada para desarrollar actividades creativas, y dar también respuesta a problemas cotidianos. Es poco reflexiva en sus actuaciones, y no tiene excesivas habilidades para la estrategia. Es esencialmente visceral. Sus enfados podrían ser virulentos, aunque de corta duración. No es retorcida, todo lo contrario, presenta una naturaleza noble y transparente. En su cabeza, además de una sencilla corona, tiene una blanca espiga que podría ser de trigo, y que nos habla de una humildad sincera, de un rechazo profundo a la superflua ostentosidad, y de un potente arraigo con la tierra y las fuerzas de la naturaleza.