Gracias, por no desistir, por tu esperanza y tu fe, por todos tus sufrimientos, por tu exquisita sensibilidad, por tu valentía y generosidad, por tu lealtad y nobleza infinitas, por tu imaginación desmedida. Gracias por tus victorias, y por todas tus derrotas, por tu infinita sed de justicia, por tu corazón indómito y salvaje, por no dejar de creer en ti incluso en la más terrible oscuridad, por volverte a levantar a pesar de los golpes, por no rendirte jamás. Gracias superviviente, mago alquimista, gladiador del amor, creador de realidad, insaciable buscador, sembrador de esperanza, luchador infatigable. Nada te detiene cuando persigues tus sueños maravillosos (Arturo Fuente) ©
Jóvenes Rebeldes
El sonido del mar era mi canción favorita para esperarte. Llegabas ajena al tumulto de aquellos jóvenes rebeldes que, como yo, se atrevían a renunciar al futuro. Vivíamos sin miedo, como inmortales capaces de ganar al tiempo en una carrera. Recuerdo aquellas tardes cálidas de verano, en las que aparecías alegre por la playa con tu amiga. Yo me quedaba embelesado mirándote, estigmatizado por la huella imborrable que dejaba tu sonrisa, e inmerso en un remolino de sueños y deseos. Me encantaba observar la danza de tus pasos y el movimiento de tu pelo. Deseaba alcanzarte, pero eras inalcanzable. Aquellos veranos, sin ti, nunca habrían sido iguales (Arturo Fuente) ®