Película dirigida por Ryūsuke Hamaguchi y basada en un relato del ínclito escritor japonés Haruki Murakami. Reparto brillante de actores, y excelente trabajo de Hidetoshi Nishijima, Reika Kirishima, Toko Miura, y Masaki Okada. Aunque es una obviedad, es siempre meritorio, sobre todo en películas lentas de larga duración, mantener despierto al espectador. Drive my car no es una película especialmente indicada para verse en sobremesas, sobre todo porque se mantiene en un ritmo lineal y parsimonioso que mezclado con la exagerada solemnidad de los personajes, lo desaconsejan.
La película ofrece al espectador una temática interesante y poco explotada a nivel comercial, pero construida sobre un planteamiento tan arrogante que puede aletargar al más animoso espectador, o crispar incluso a la audiencia más sagaz. Sin desdeñar el valor de ser una película original que se adentra en la emocionalidad de los personajes, y que pone luz a conceptos tan importantes como la culpa, o la herida, cuando no es física, o que se atreve a evidenciar la falta de habilidades emocionales en los conflictos interpersonales, drive my car es una película excesiva en todo. Excesiva en sus tres horas de duración, en la solemnidad de sus personajes, en la lentitud agónica de algunos de sus pasajes, pero sobre todo, en la arrogancia desmedida de su director. Cuando el cine deja de ser cine, es decir; cuando deja de ser un producto hecho y dirigido para el público, y se convierte en un producto narcisista; es desilusionante. Tan desilusionante es la sensación que produce ver el truco del mago, como la que produce la trampa del cine. Drive my car, aunque se presenta como una película de estética humilde, es tremendamente pretenciosa. Es verdad que apuesta por una temática interesante, pero lamentablemente se pierde en uno de los conceptos más fundamentales; la conexión con el sagrado público. Estamos ante una película que, aunque lo disimula bien, se excede descaradamente en sus pretensiones o aspiraciones por conquistar a la pequeña élite u oligarquía del cine, que se encarga de obsequiar con premios y galardones a las películas más destacadas de cada temporada.
Siento decir que me parece una película bonita pero artificial, interesante pero poco honesta para consigo misma, y exagerdamente pretenciosa, aunque es verdad que lo disimula. En el cine es plausible trabajar con la intencionalidad de cautivar y seducir a la crítica, pero personalmente me parece más honesto, autentico y heroico trabajar para conquistar el corazón del espectador. En conclusión, creo que drive my car es una película en la que Ryüsuke, ensimismado por su propia obra, deja de lado al espectador. A la película le sobra arrogancia, y aunque no se la puede tildar de mala película, es excesivamente larga y presenta un guion técnico por momentos hipnótico. Y si, Ryüsuke también nos deja un buen puñado de reflexiones profundas e interesantes (Arturo Fuente)