¡Alto! ¡No saltes!. No estás solo. Estás conmigo. Todo lo que vas a ser ya lo eres. Lo que buscas ya está en ti. Alégrate de tus sufrimientos. Gracias a ellos, llegarás a mí. Y yo… ¿Quién seré en veinte años más, en cien, en diez mil? Todavía mi conciencia necesitará un cuerpo. Pero no existe uno, para mí ya no existes. Al fin del tiempo, cuando la materia emprenda el camino de regreso, al punto de origen, tú y yo sólo habremos sido recuerdos, nunca realidad. Algo nos está soñando… Entrégate a la ilusión. ¡Vive!